Descubre madame furoshiki
En 2021, fundé madame furoshiki® después de recuperar 4 km de cortinas de un hotel de cinco estrellas en Barcelona.
¿Mi ambición? Dar una nueva vida a estos tejidos olvidados y crear productos únicos y upcycled. Así nació la primera colección: "Antes, fui una cortina".
Desde entonces, esta aventura continúa con una misión clara: luchar contra el desperdicio textil y promover una sociedad más inclusiva.
Todos nuestros accesorios y envoltorios para regalos están confeccionados con tejidos revalorizados, en talleres colaboradores en Barcelona (y también en Francia) que apoyan la reinserción laboral y ofrecen oportunidades a personas en situación de gran vulnerabilidad.
Como madre orgullosa de tres hijos, ellos me inspiran cada día a imaginar creaciones que aporten sentido y alegría como nuestra cabaña, creada para encantar a grandes y pequeños, y que se ha convertido en uno de nuestros best-sellers.
Juntos, construimos un mundo más responsable, más bello y siempre lleno de magia✨


Pauline Seguin, fundadora
"Estoy comprometida a cambiar las cosas y combatir el desperdicio textil."
¿Por qué madame furoshiki?
Cuando llegó el momento de elegir un nombre para dar vida a mi proyecto, “furoshiki” se impuso como una evidencia. Esta palabra japonesa designa el arte tradicional de envolver objetos con tela: una práctica elegante, respetuosa con el medio ambiente y profundamente alineada con mi misión: dar una nueva vida a los tejidos olvidados y celebrar el gesto del envoltorio reutilizable.
¿Y por qué “Madame”? Porque este proyecto es, ante todo, una aventura humana, impulsada por una mujer que quiere provocar un cambio.
El nombre refleja la unión entre tradición y modernidad, saber hacer artesanal y compromiso con un futuro más responsable.
Con madame furoshiki, quiero inspirar a cada persona a reinventar lo bello, lo duradero y lo ético en nuestros gestos cotidianos, siempre con un toque de poesía.

Mi historia familiar
También es una fuente de inspiración detrás de madame furoshiki, porque está profundamente arraigada en el textil.
Viajar en el tiempo a través de la historia familiar es descubrir una línea de emprendedores apasionados, en una época en la que los tejedores hacían brillar el valle del Rhône.
Mi abuelo, su padre, y mi tatarabuelo antes que ellos, fueron proveedores de confianza de las grandes casas de la Alta Costura francesa.
Mi abuela, por su parte, era la guardiana de los tesoros dormidos: en su pequeña tienda al pie de la fábrica, vendía los excedentes de stock, ofreciendo una segunda oportunidad a esos tejidos magníficos.

